La nueva
Ley de Ciencia se marca como objetivo promover
la investigación y la innovación en el tejido empresarial español, incrementar su compromiso con la I+D+I y que aumente el número de empresas innovadoras.
Así lo ha decidido el Senado con la reciente reforma de la
Ley de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación. Con ella, se pretende alcanzar el 1,25% del PIB en el año 2030, reducir la precariedad en el sector de la investigación, el desarrollo y la innovación (I+D+i) y disminuir la carga burocrática.
Pero algo que afecta de manera directa a las empresas que cuentan con Departamento de I+D+i en el que intervienen profesionales de la Ingeniería Técnica Industrial, es que, entre las medidas para mejorar la carrera científica y técnica, el texto recoge el refuerzo de la transferencia de conocimiento, desarrollando vínculos entre ciencia y el ecosistema empresarial, a través de la comprensión mutua de necesidades y objetivos.
En especial, debe considerarse el caso de las pymes, que configuran de manera vertebral el ecosistema de empresas de nuestro país. A pesar de ello, España es uno de los países, a nivel internacional, donde se aprecia una mayor disminución de la proporción de pequeñas empresas que desarrollan alguna innovación. Son datos recogidos en la Encuesta de Innovación de las Empresas (INE), entre 2010 y 2018, el número de empresas españolas innovadoras disminuyó alrededor de un 29%.
El análisis de los indicadores de transferencia de conocimiento refleja una situación claramente mejorable. Según se recoge en el European Innovation Scoreboard 2020, la inversión privada en I+D+I de las empresas españolas dista 20 puntos de la inversión que en innovación realiza el sector público.
Se trata entonces de un reto no resuelto, tanto en el ámbito europeo como a nivel nacional. Es por ello que cerrar el círculo entre la investigación y la innovación y la transferencia de este conocimiento a la sociedad es prioritario. Se podrá alcanzar todo ello gracias a las medidas para fomentar la inversión en actividades de investigación, desarrollo e innovación y estimular la cooperación entre las empresas y entre éstas y los organismos de investigación, mediante fórmulas jurídicas de cooperación.
Y también pueden ser útiles las medidas que impulsen la capacitación e incorporación de recursos humanos especializados en ciencia, tecnología e innovación en el sector empresarial, así como la articulación de un sistema de calidad en ciencia, tecnología e innovación que promueva la innovación entre los agentes económicos.