La mediación es un proceso para resolución de conflictos eficaz, rápido y económico, alternativo al procedimiento judicial. El COGITI Valencia quiere llevar la mediación al ámbito de la empresa con el objetivo de mejorar las relaciones interpersonales en el trabajo y con ello, la productividad y los resultados.
Para profundizar es sus conocimientos sobre este proceso, este fin de semana se han desplazado hasta Villena la decana del COGITI Valencia, Angélica Gómez, y la vicesecretaria de la Junta de Gobierno y Responsable de asuntos relacionados con la Mediación, Esther Puchades. Allí se ha celebrado el IV Congreso nacional de mediación y participación ciudadana, organizado por la Federación Nacional de Asociaciones de Profesionales de la Mediación (FAPROMED). El eje central ha sido la transparencia social y renovación ética, en una búsqueda de la excelencia profesional de los mediadores.
Promover la mediación
“Nuestro objetivo es promover la mediación entre nuestros clientes y colegiados, darla a conocer”, afirma Puchades, que enumera los diferentes conflictos que puede resolver un mediador: “Entre un cliente y un proveedor, entre dos particulares, entre una empresa y un particular, en comunidades de propietarios, entre dos empresas ubicadas en un polígono industrial… El campo es muy amplio”, asegura. Y pone un ejemplo: “Imagina una PYME familiar, que tiene una trayectoria de décadas, que ha pasado de la primera a la segunda generación y ha de dar entrada a la tercera, un momento crítico por los clásicos conflictos de poder y de atribuciones, que amenazan la supervivencia de este tipo de empresa y que muchas no superan”. En casos como éste, que se eternizan en los juzgados y son muy complejos, la mediación puede jugar un papel fundamental. “El COGITI Valencia quiere ofrecer ese servicio a la sociedad”, asegura Puchades, quien aclara que los afectados no están obligados a llegar a un pacto. “Pero si se alacanza el acuerdo entre ambas partes y se hace público, tiene el mismo valor que una sentencia y les obliga a su cumplimiento”.
Para ser mediador hay que superar un curso de un mínimo de cien horas. Una vez completado, el profesional deberá suscribir una póliza de responsabilidad civil y someterse a formación continuada. Todos esos requisitos le habilitan para entrar en un registro de mediadores. El COGITI dispone de una institución de mediación denominada In.Me.In que opera a nivel nacional.
Puesta en valor de los profesionales de la mediación
Angélica Gómez, decana del COGITI Valencia, recalca que la mediación “es un proceso, con una metodología clara, que puede sustituir al procedimiento judicial”. Por eso mismo, reclama una puesta en valor de los profesionales que la ejercen: “Ahora mismo, muchas mediaciones se están haciendo gratis, y eso no puede ser. Si queremos que sea una profesión útil y valorada, ha de tener una contraprestación”. Para ello, sostiene Gómez, “es necesario unificar criterios, reglar el proceso y sobre todo, aglutinar a todos los colectivos profesionales con capacidad de mediar para que la Administración reconozca la utilidad de esta figura y la promueva. Abogamos por la unión de los expertos en bien de la mediación”.
Actualmente, una de las entidades que más está trabajando por poner en valor la mediación es Fapromed. “La Federación Nacional de Asociaciones de Profesionales de la Mediación es, hoy por hoy, un organismo con capacidad de canalizar los esfuerzos de los diferentes colectivos profesionales para crear un proceso de mediación bien regulado y con garantías. Nosotros apostamos por colaborar con ellos, la prueba es que tenemos firmado convenio con la Federación para la Mediación de la Comunidad Valenciana. Fepamed-CV”, afirma Angélica Gómez.
España, un país con poca tradición mediadora
Aunque existe la Ley 5/2012, de 6 de julio, de mediación en asuntos civiles y mercantiles, y hay organismos que se dedican a la mediación desde hace más de una década, lo cierto es que esta modalidad aún está en vías de desarrollo en España. “Hay países como Argentina, Estados Unidos o Gran Bretaña donde está muy arraigada, pero en España aún no está afianzada, ni siquiera en temas familiares, en los que es fundamental llegar a un acuerdo que satisfaga a ambas partes, sobre todo cuando hay niños de por medio”, lamenta Esther Puchades. Para ella, sería necesaria “una mayor implicación de los jueces y las administraciones, que son los que han de aconsejar a las partes un proceso de mediación, si estiman que es posible una solución extrajudicial”.
Aun así, la viceseretaria del COGITI Valencia se muestra optimista: “Se está notando una transformación en el modo de afrontar los conflictos, ya que cada vez más, las personas reclaman sus derechos en todos los ámbitos y los juzgados están próximos al colapso. Las personas van entendiendo, poco a poco, que el diálogo y el entendimiento pueden ser la solución y ahí la mediación es fundamental. El procedimiento ahorra tiempo, dinero y recursos judiciales. Aunque aún queda mucho trabajo de divulgación y de puesta en valor del mismo”.