Llegaron hace tres años a la junta del COGITI Valencia. No hay colegio de ingenieros técnicos industriales en España que tenga un porcentaje tan alto de mujeres en el grupo que está al mando. Hoy reproducimos el reportaje que les ha dedicado en el número de mayo la revista I+Tech, del Parque Tecnológico, en el que hablan de su experiencia como gestoras.
Hace diez años, Angélica Gómez entró como vocal en la junta del COGITI Valencia: “Me lo ofreció José Luis Jorrín, el anterior decano. Yo ya tenía intenciones de formar parte de la junta de Gobierno y le dije a Jorrín que iba a entrar porque quería cambiar el colegio. Pero le advertí de que mi tiempo era muy valioso, y que si no lo veía claro me iba a marchar. Entré como vocal de ocio y cultura. Si veía que algo no funcionaba se lo decía al decano, me gané su confianza, y fue él quien me dio la oportunidad de llegar a sucederle”.
Pero Angélica no quería hacer ese camino sola. Había conocido a Raquel Rogelio hacía poco, quien nos cuenta cómo la embarcó: “Coincidimos en una obra y al mismo tiempo recibí un correo del colegio firmado por una tal Angélica, y resultó ser ella. Empecé a venir más al colegio, a ver cómo funcionaba. También quería cambiar algunas cosas, y en las siguientes elecciones me presenté con ella”.
Cuando a Mónica Alegre la metieron en la lista pensó que habría varias candidaturas y que era difícil salir elegida. “Pero mi sorpresa fue que solo había una y que íbamos a salir seguro”. A toro pasado se alegra de haber entrado: “Hemos creado la Comisión de Empresa, hemos hecho varias reuniones y estamos enfocando la formación de otra manera”. A Esther Puchades le propusieron ser sustituta de vocal, y ella creía que iba de suplente. “Pero al final, el día de las votaciones me dijo Angélica que me había tenido que fichar de vicesecretaria porque quien aspiraba a serlo no cumplía los requisitos y que tenía que ser yo”. La nueva decana también quería una segunda mujer en la ejecutiva y por eso eligió a Esther, la que mejor podía compaginar el cargo con su profesión, familia y tiempo libre.
Reacias a conjugar el binomio mujer-ingeniería
A ninguna de las cuatro les apetece abordar el tema del género en la ingeniería. “Quiero que se empiece a normalizar y que no sea extraordinario que una mujer esté trabajando en un departamento de ingeniería, una oficina técnica o en cálculo. Forzar una conversación de mujer ingeniera cuando no quiero eso no tiene mucho sentido”, aduce Raquel Rogelio.
Para Angélica Gómez, “la clave es precisamente que haya normalidad. Se trata de que ejerzas tu profesión como persona, con tu propia visión. Pero nos faltan referentes. Hay que visibilizar que las mujeres estamos ahí y no nos da miedo estar en una obra, ni asumir puestos que implican desarrollar tu profesión de ingeniera con normalidad. Que los niños y las niñas interioricen que no es raro ver una mujer en una obra o al frente de un sector como la automoción”. En definitiva, que puedes ser lo que te propongas.
Alegre y Puchades se expresan en términos similares. Para Puchades, “la normalidad se produce en el preciso instante en el que decidí estudiar una carrera de ingeniería, y entonces era adolescente. En el momento en que lo decides ya lo ves normal”. Alegre coincide en que normalizar “sería lo más importante. Desarrollarse profesionalmente es la clave tanto para un hombre como para una mujer, pero sí es cierto que faltan referentes para que las chicas al elegir una carrera puedan cambiar la estadística. La diversidad, al final, es lo que enriquece”.
Esther Puchades añade un matiz: “Hay otro problema, que son los estereotipos, las publicidades y en qué se fijan los medios de comunicación. Nos presentan a una chica normalmente mona, que se dedica a la moda o a la bisutería o joyas. Muy pocas veces hacen referencia a las ingenieras. Cuando las chicas de ahora se plantean estudiar ingeniería, se imaginan un estereotipo que no cumple con los cánones de publicidad”.
Maternidad e ingeniería
Buena prueba de las diferencias entre las protagonistas de este reportaje son sus diferentes formas de afrontar y de valorar la maternidad. Dos de ellas, Mónica y Esther, son madres; Angélica y Raquel no.
Angélica no quería renunciar a la maternidad ni aparcar su carrera: “A la vez que me presenté a decana estaba buscando ser madre. No se dio el caso pero pudo haberse dado; antes lo había hablado con mi marido y me dijo que adelante, que él me apoyaba”. La decana se pregunta si las cosas podrían ser diferentes “si tuviéramos la baja igual y obligatoria”, a lo que Raquel responde de manera negativa: “El problema es que cuando cae malo el niño, la madre misma dice que ha de ser ella quien lo lleve al médico”. Y pone otro ejemplo: “En mi empresa hay mujeres que cuando tienen un hijo ya no salen, ya no viajan… Pero también está el padre de la criatura”. Esther lo corrobora: “Uno de los dos padres tiene que renunciar al 100% de su éxito profesional. Puede trabajar, pero hay ocasiones en las que no es suficiente con delegar, hay que estar ahí, tanto en el trabajo como en la familia. Y normalmente es la mujer la que renuncia a este éxito ”.
Romper barreras
Según Angélica, “las mujeres tenemos mucha costumbre de ponernos límites. Antes de que sucedan las cosas nos retrotraemos. ¿Por qué muchas mujeres dicen que no van a poder hacer algo? En la empresa donde trabajo, aunque sea decana, recupero las horas que dejo de estar en mi puesto para cumplir con las responsabilidades de mi cargo. Y mi jefe no me ha cuestionado nunca. No me pongo límites. Cuando fue elegida decana sabía que era un gran compromiso, pero lo asumí”.
Un caso similar es el de Mónica, presidenta de AVIA, el clúster de automoción. “Cuando me lo propusieron, mi primera respuesta fue: ¿por qué no? ¿Por qué no puedo salir de mi zona de confort y pensar en el sector, poner mi granito de arena por el sector de automoción de la Comunidad Valenciana? Además, mi marido me decía que era una oportunidad muy buena, y que ya nos apañaríamos con los niños. Si me tengo que acostar a la 12 de la noche, lo hago. Dije vale, voy a hacer algo que me reta de verdad y donde creo que voy a aprender un montón”.
Angélica incide en ese miedo a equivocarse que tienen las mujeres: “Muchas veces decimos: no nos podemos equivocar, porque cuando nos equivocamos lo pagamos el doble que los hombres. Pero eso no es cierto, no tenemos que ser súper mujeres, no hay que exigirse tanto”, afirma Angélica.
LOS PERFILES
Mónica Alegre – Sector de la automoción
Trabaja en la empresa familiar, INDUSTRIAS ALEGRE, dedicada a la inyección de plásticos, con capital cien por cien valenciano, que emplea a más de un millar de trabajadores en Valencia, Polonia, Rumanía y México. Tras acabar la carrera se integró en el departamento de ingeniería. En 2000 pasó al departamento comercial, el cual dirige desde 2009. Preside el clúster de la automoción valenciana AVIA, puesto desde el cual ha de afrontar los retos de un sector en proceso de metamorfosis.
Esther Puchades – Sector Seguros
Comenzó trabajando en proyectos y ejercicio libre y acabó montando una ingeniería, PERITACIONES IPESA, en la que trabajan cinco personas. Se dedican, sobre todo, a peritaciones para el sector del seguro. La mayoría de compañías con las que trabajan son multinacionales que cada día endurecen más los requisitos. Peritan máquinas, siniestros, instalaciones, y han notado un descenso de los peritajes desde 2010, ya que la crisis ha sacado del mercado a las empresas menos solventes.
Raquel Rogelio – Sector de la Construcción
Empezó de programadora de PLC y robots, y por circunstancias y necesidades de trabajo se dedicó a investigar nuevos sectores. Trabajó en una empresa instaladora, una multinacional del sector eléctrico, y de ahí pasó al sector de la construcción, donde ejecuta proyectos para el sector industrial en la empresa ITERCON, que emplea a 70 personas. Es técnico de compras pero también colabora con el Departamento de Estudios para licitación de obras o incluso en producción, para gestionar o coordinar instalaciones.
Angélica Gómez – Sector de Instalaciones industriales
Nada más acabar la carrera montó una ingeniería, GER INGENIEROS. No se lo recomienda a nadie porque aprendió a fuerza de prueba y error y salió bien pero podría haber salido mal. Actualmente compagina la gerencia de su empresa con el trabajo como responsable técnico de la empresa MONTAJES E INSTALACIONES VEDAT.